"-Desa manera, ¿verdad es que hay historia mía y que fue moro y sabio el que la compuso?
-Es tan verdad, señor -dijo Sansón-, que tengo para mí que el día de
hoy están impresos más de doce mil libros de la tal historia (...); y a
mí se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se
traduzga.
- Una de las cosas -dijo
a esta sazón don Quijote- que más debe de dar contento a un hombre
virtuoso y eminente es verse, viviendo, andar con buen nombre por las
lenguas de las gentes, impreso y en estampa. (...)
- Si por buena
fama y si por buen nombre va -dijo el bachiller-, solo vuestra merced
lleva la palma a todos los caballeros andantes; porque el moro en su
lengua y el cristiano en la suya tuvieron cuidado en pintarnos muy al
vivo la gallardía de vuestra merced, el ánimo grande en acometer los
peligros, la paciencia en las adversidades y el sufrimiento así en las
desgracias como en las heridas, la honestidad y continencia en los
amores tan platónicos de vuestra merced y de mi señora doña Dulcinea del
Toboso".
Del capítulo III de la segunda parte.
Miguel de Cervantes.
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