“Cuando don Quijote se vio de aquella manera enjaulado y encima del carro, dijo:
-Muchas y muy graves historias he yo leído de caballeros andantes, pero
jamás he leído, ni visto, ni oído que a los caballeros encantados los
lleven desta manera y con el espacio que prometen estos perezosos y
tardíos animales, porque siempre los suelen llevar por los aires con
extraña ligereza, encerrados en alguna parda y escura nube o en algún
carro de fuego, o ya sobre algún
hipogrifo o otra bestia semejante; pero que me lleven a mí agora sobre
un carro de bueyes, ¡vive Dios que me pone en confusión! Pero quizá la
caballería y los encantos destos nuestros tiempos deben de seguir otro
camino que siguieron los antiguos”.
Del capítulo XLVII de la primera parte.
Miguel de Cervantes.
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