"Responder quería don Quijote a Sancho Panza, pero estorbóselo una
carreta que salió al través del camino cargada de los más diversos y
estraños personajes y figuras que pudieron imaginarse.(...). Todo lo
cual visto de improviso, en alguna manera alborotó a don Quijote y puso
miedo en el corazón de Sancho; mas luego se alegró don Quijote, creyendo
que se le ofrecía alguna nueva y peligrosa aventura, y con este
pensamiento, y con ánimo dispuesto de acometer cualquier peligro, se puso delante de la carreta y con voz alta y amenazadora dijo:
-Carretero, cochero o diablo, o lo que eres, no tardes en decirme quién
eres, a dó vas y quién es la gente que llevas en tu carricoche, que más
parece la barca de Carón que carreta de las que se usan.
A lo cual, mansamente, deteniendo el Diablo la carreta, respondió:
-Señor, nosotros somos recitantes de la compañía de Angulo el Malo.
Hemos hecho en un lugar que está detrás de aquella loma, esta mañana,
que es la octava del Corpus, el auto de Las Cortes de la Muerte, y
hémosle de hacer esta tarde en aquel lugar que desde aquí se parece; y
por estar tan cerca y escusar el trabajo de desnudarnos y volvernos a
vestir, nos vamos vestidos con los mesmos vestidos que representamos.
Aquel mancebo va de Muerte; el otro, de Ángel; aquella mujer, que es la
del autor, va de Reina; el otro, de Soldado; aquel, de Emperador, y yo,
de Demonio, y soy una de las principales figuras del auto, porque hago
en esta compañía los primeros papeles. Si otra cosa vuestra merced desea
saber de nosotros, pregúntemelo, que yo le sabré responder con toda
puntualidad, que, como soy demonio, todo se me alcanza.
-Por la
fe de caballero andante -respondió don Quijote- que así como vi este
carro imaginé que alguna grande aventura se me ofrecía, y ahora digo que
es menester tocar las apariencias con la mano para dar lugar al
desengaño. Andad con Dios, buena gente, y haced vuestra fiesta, y mirad
si mandáis algo en que pueda seros de provecho, que lo haré con buen
ánimo y buen talante, porque desde mochacho fui aficionado a la
carátula, y en mi mocedad se me iban los ojos tras la farándula".
Del capítulo XI de la segunda parte.
Miguel de Cervantes.
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