"(…) Don Quijote alzó los ojos y vio que por el camino que llevaba venían hasta doce hombres a pie, ensartados como cuentas en una gran cadena de hierro por los cuellos, y todos con esposas a las manos; venían ansimismo con ellos dos hombres de a caballo, con escopetas de rueda, y los de a pie, con dardos y espadas; y que así como Sancho Panza los vido, dijo:
-Ésta es cadena de galeotes, gente forzada del rey, que va las galeras.
-¿Cómo gente forzada? –preguntó don Quijote-. ¿Es posible que el rey haga fuerza a ninguna gente?
No digo eso –respondió Sancho-, sino que es gente que por sus delitos va condenada a servir al rey en las galeras de por fuerza.
En resolución –replicó don Quijote-, como quiera que ello sea, esta gente, aunque los llevan, van de por fuerza, y no de su voluntad.
-Así es –dijo Sancho.
-Pues, desa manera –dijo su amo-, aquí encaja la ejecución de mi oficio: desfacer fuerzas y socorrer y acudir a los miserables".
Del capítulo XXII de la primera parte.
Miguel de Cervantes.
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