"Dejóse (el barbero) la bacía en el suelo, con la cual se contentó don Quijote (…). Mandó a Sancho que alzase el yelmo, el cual, tomándola en las manos, dijo:
-Por Dios que la bacía es buena y que vale un real de a ocho como un maravedí.
Y, dándosela a su amo, se la puso luego en la cabeza, rodeándola a una parte y a otra, buscándole el encaje, y, como no se le hallaba, dijo:
-Sin duda que el pagano a cuya medida se forjó primero esta famosa celada debía de tener grandísima cabeza; y lo peor dello es que le falta la mitad.
Cuando Sancho oyó llamar a la bacía “celada”, no pudo tener la risa, mas vínosele a las mientes la cólera de su amo y calló en mitad della”.
Del capítulo XXI de la primera parte.
Miguel de Cervantes.
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