"En resolución, aquella noche la pasaron entre unos árboles, y de uno dellos desgajó don Quijote un ramo seco que casi le podría servir de lanza, y puso en él el hierro que quitó de la que se le había quebrado. Toda aquella noche no durmió don Quijote, pesando en su señora Dulcinea, por acomodarse a lo que había leído en sus libros, cuando los caballeros pasaban sin dormir muchas horas en las florestas y despoblados, entretenidos con las memorias de sus señoras. No la pasó ansí Sancho Panza, que, como tenía el estómago lleno, y no de agua de chicoria, de un sueño se la llevó toda (...)".
Del capítulo VIII de la primera parte.
Miguel de Cervantes.
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