"Déjanse
de poner aquí los llantos de Sancho, sobrina y ama de don Quijote, los
nuevos epitafios de su sepultura, aunque Sansón Carrasco le puso este:
Yace aquí el hidalgo fuerte
que a tanto estremo llegó
de valiente, que se advierte
que la muerte no triunfó
de su vida con su muerte.
Tuvo a todo el mundo en poco,
fue el espantajo y el coco
del mundo, en tal coyuntura,
que acreditó su ventura
morir cuerdo y vivir loco".
Del capítulo LXXIIII de la segunda parte.
Miguel de Cervantes.
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